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La aceptación de Nina Simone a través de sus canciones | Crónica

Con melodías fuertes, intensas, llenas de emociones desbordantes y una voz igual de poderosa que logra abrir una brecha entre el espacio y tiempo para que puedas dar un vistazo mentalmente a lo que una vez fue Nina Simone; una negra de cabello afro, ojos redondos, nariz ancha, labios oscuros y una voz poderosa digna de la cultura negra a la que usó como mejor arma contra la larga lista de injusticias y a su vez, fomentaba el amor propio y aceptación a través de sus canciones.


Como bien lo relató Nina en 1965, por medio de su canción Don´t let me be misunderstood; ella tenía un alma cuyas intenciones eran buenas, algo despreocupada y con una alegría difícil de ocultar se enfrentaba a las adversidades de la vida, a las injusticias y las propias barreras que ella se ponía.


Es así que en 1966 se escuchó por primera vez, con entusiasmo y amor, una de las canciones de su álbum Wild is the wind; Four women, donde Nina con un enterizo de tiras negras, el clásico cabello afro y su voz un poco más suave y juguetona que de costumbre, pero sin los infaltables graves, cantaba para un público de ojos curiosos que dirigían su mirada a lo que sería el punto de atracción. Paralelo a todo, su voz te narra sobre un dulce nombre, la piel negra, los brazos largos, el pelo lanudo y una espalda fuerte, al menos lo suficientemente fuerte como para soportar el dolor. En esta canción Nina resalta la diversidad de cada mujer y con ello la singular belleza de todas, lo que, desde un punto interpretativo te lleva a pensar los momentos de amor propio que Nina ha tenido, los altos y los bajos con los que tuvo que lidiar día a día o, mejor dicho; el detrás de una artista exitosa.


Pero si hablamos de grandes éxitos fue en 1968 con la canción Feeling Good, cuando ella inmersa en la diversidad de sensaciones que te ofrece la vida, compuso letras y melodías enérgicas que, como ella bien lo dice; te hacen sentir libre como una corriente. Libre y capaz de amarse sin miedo, libre y orgullosa de ser como es, porque este es un nuevo amanecer, un nuevo mundo algo atrevido, pero brillante.




Aunque no hay mejor testimonio que te relate sobre el orgullo de ser negro que uno mismo; en 1970, Nina cantó por primera vez Young, gifted and black, donde sus gestos y su voz caían en una armonía extraordinaria; sus gestos eran amenos, con sonrisas pasajeras coladas entre las palabras, y su voz tenía picos de una exaltación imponente con la que expresaba el hermoso sueño de ser joven, dotado y negro o el orgullo que todos sentían de serlo. Ella estaba sentada frente a un piano cantando con cada célula de su ser sobre anhelos y purezas que mil millones de niños y niñas negros y negras tenían. Todos ellos estaban esperando por ser descubiertos y Nina lo sabía pues ella alguna vez fue una pequeña niña negra en la ciudad de Tryon que soñaba con ser la primera mujer negra en tocar en el Grame Hall Of Fame.



Tan solo un año después, en 1971, escribió la canción Just like a woman, donde se puede sentir a una Nina Simone orgullosa de su género y de su raza porque las cosas que hace, las hace como una mujer negra. Ya mayor, con la voz un poco diferente por el pasar de los años, sin su afro clásico y los brazos anchos, Nina te cuenta al compás de una suave melodía, que ella toma, como una mujer; que ella lo hace, como una mujer; que ella hace el amor, como una mujer y que ella duele, como la única forma en la que sabe hacerlo, como una mujer.

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